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Una oposición es un proceso selectivo mediante el cual se opta a un empleo ofertado por la administración pública. Los tipos de profesiones a los que se puede optar son variados: militares, profesores, policías, abogados, administrativos, bomberos, auxiliares de enfermería, etc.
Vamos a resumir los 4 tipos de empleados públicos que existen:
Una vez que conoces el tipo de empleado que puedes llegar a ser, es muy importante que tengas claro por qué rama debes ir para conseguir la estabilidad que deseas.
La estructura del empleo público divide los distintos cargos en Cuerpos, Grupos o Escalas, generales o específicos. Dentro de los Grupos o Escalas podemos encontrar subgrupos, dependiendo de la titulación académica exigida para la incorporación a cada uno de ellos:
Oposición. Con carácter eliminatorio consiste en la realización de una o más pruebas para determinar la capacidad y la aptitud de los aspirantes, fijando su orden en función de la puntuación obtenida.
Concurso. Este tipo de selección consiste en la valoración de los méritos, de acuerdo con los baremos incluidos en la convocatoria correspondiente, que ha de ser en todos los casos pública y libre.
Concurso-oposición. Este sistema selectivo es una combinación entre las pruebas de examen de la fase de oposición y los méritos que presentes en la fase de concurso. Será requisito haber superado la fase de oposición para poder sumar los puntos obtenidos por los méritos en la fase de concurso.
Tipo Test: la forma de examen más común en las oposiciones. El número de preguntas varía según cada cuerpo.
Casos Prácticos: consistirá en resolver preguntas de las funciones propias del puesto a desarrollar contestando con los conocimientos que demuestren que manejas la materia en cuestión.
Preguntas de desarrollo: suelen solicitarse en algunas oposiciones y consiste en escoger entre varios temas propuestos por el tribunal para su desarrollo.
Prueba de informática: se pedirán los conocimientos básicos a nivel de usuario, es decir Word, Acces y Excel, así como internet y manejo de un programa de correo electrónico. Pueden pedirse programas de gestión específicos según el organismo convocante.
Pruebas físicas: serán solicitadas principalmente en oposiciones para cuerpos especiales, como: guardia civil, policía, bombero, agentes forestales, etc.
Entrevista personal y psicotécnicos: este tipo de pruebas sirve para determinar el perfil psicológico del aspirante y su idoneidad para el puesto de trabajo a desempeñar.
Prueba de idiomas: este tipo de pruebas suelen ser voluntarias y están enfocadas a poder conseguir más puntos en la fase de oposición del proceso selectivo.
Reconocimiento médico: este tipo de pruebas responden a una serie de requisitos establecidos por el organismo convocante, sobre la condición física y de salud y así poder determinar si es apto para desempeñar el puesto de trabajo en cuestión. Las exclusiones médicas puedes variar de un cuerpo a otro.
1. Escoge con convicción: Para ello debes conocer el trabajo que vas a desarrollar y sus características. Debes tenerlo todo muy claro. Esto es fundamental, junto con la vocación. Las oposiciones te permiten desarrollarte profesionalmente en aquello que te apasiona.
2. Busca una oposición acorde con tu preparación académica: No escojas un nivel inferior por miedo ni uno superior. Puede que en ninguno de los dos sientas comodidad y motivación. Escoge una rama que se adapte a lo que hayas cursado y conozcas.
3. Ten en cuenta tu situación personal: Debes analizar el tiempo disponible para estudiar y si puedes compaginarlo con tu vida personal. Las oposiciones requieren de constancia y dedicación.
Antes de sumergirte de lleno en el estudio debes conocer qué técnicas son efectivas en la preparación de unas oposiciones.
Evidentemente, al ser un temario extenso, requiere de un hábito de estudio constante. A las fases de estudio que debes seguir para alcanzar el éxito son las siguientes:
No te fijes en palabras aisladas, sino en el conjunto. Si no entiendes un término, busca el significado general de la oración o el párrafo, busca la idea principal.
Consulta el diccionario, realiza búsquedas en internet, pero, eso sí, asegúrate de que las fuentes sean verídicas para evitar errores. La velocidad de lectura debe ser moderada, no hay prisa.
No sigas la lectura con boli o lápiz, tampoco con los labios, lo más eficaz es la lectura mental. Anota en los laterales de la página la idea principal de cada párrafo. Esto te ayudará a mantener el hilo del conjunto del texto.
Por supuesto, te hace más ameno y atractivo el estudio.
Debes subrayar palabras, generalmente sustantivos y verbos que sean importantes. Aquellas que sean más importantes aún puedes señalarlas con doble subrayado o asteriscos.
Un error que se suele cometer es subrayarlo todo por miedo a dejar algo importante en el olvido. No caigas en él.
Debes procurar quedarte con la esencia, lo relevante, y que el resto te sirva como contexto para la comprensión.
Resumir y esquematiza tras el subrayado, resume y esquematiza el contenido. Debes procurar sintetizar el contenido con tus propias palabras, pero respetando siempre el significado original.
Y tras resumir, debes esquematizar. Para ello debes procurar no citar en el esquema oraciones completas, sino quedarte con palabras clave de las cuales desgranar el contenido. Puedes usar elementos como letras, llaves, números, etc. Lo que más te facilite el estudio.
No, solo lo importante. Lo que sí debes tener en cuenta es que memorizar y comprender van de la mano. No puedes almacenar nada en tu memoria si no lo entiendes, si no lo comprendes, y por eso debes leer previamente el texto cuantas veces haga falta.
Dos técnicas efectivas para memorizar que pueden servirte son las siguientes:
Grabación: grabarte recitando el temario ayuda a que asimiles la idea principal. Puedes reproducirlo cuantas veces necesites y poco a poco fijas las palabras en tu mente.
Imágenes mentales: inventa imágenes asociadas a palabras del texto para que te sea más fácil recordarlas. Es una técnica que, aunque pueda parecer lo contrario, es muy efectiva.
Debes marcarte pequeñas metas para ir motivándote y no caer en el aburrimiento, angustia o desesperación. Para ello, completa tu calendario teniendo en cuenta estos consejos:
Determina el número de horas que tendrás para estudiar durante el día o la semana, así como qué tipo de horario: de día o de noche. Sé realista y no te olvides de equilibrar tu rutina incluyendo actividades de ocio y tiempo de descanso.
Divide tu horario de acuerdo con el número de materias que debes estudiar y el tiempo que tienes para alcanzar tus metas. Recuerda que debes priorizar y dedicar más tiempo a aquellas que lo requieran
Es muy importante dedicarte un día de descanso. La mente debe despejarse y recargar fuerzas para seguir asimilando temario.
Rediseña tu cronograma semanalmente para evitar la rutina. Cambia el día de descanso, los temas a estudiar cada día, etc.
Duerme correctamente.
Lo recomendable es dormir de 7 a 8 horas diarias seguidas y que haya un día semanal no dedicado al estudio
Divide y vencerás.
Cuantifica las horas de estudio, sigue el calendario y trata de llegar a los pequeños objetivos que te establezcas.
Silencio.
Muchos consideran imposibles estudiar sin un mínimo de silencio, ya que distrae del ruido de otros y hará que te concentres más en tu tarea.
Desconecta cada poco.
Nadie puede estudiar más de una hora sin perder concentración. Debes cortar cada cierto tiempo, ver televisión, leer, escuchar música o pasear. Recargar las pilas es fundamental.
Utiliza colores en el texto.
Separa los datos más importantes en pequeñas secciones para evitar el agobio y sobrellevar las memorizaciones.
Céntrate en un tema.
Es importante que te concentres en la información de una temática y evitar mezclas asignaturas. Cada temario tiene su momento y tiempo determinado en el calendario
Pruébate.
Esto quiere decir que puedes realizar pequeñas pruebas, a modo de exámenes previos. Sirve como prueba de concentración y para demostrar lo que has aprendido y aquello en lo que debes reforzar
Dieta sana y ejercicio.
Una alimentación sana y equilibrada se ve completada con ejercicio físico. No es sólo bueno para nuestra salud y el estado físico, sino que también aumenta nuestro bienestar mental además de ayudar a mantener la calma ante el estrés que te pueden llegar a ocasionar las oposiciones. El deporte hará que te sientas con más energía para obtener así los mejores resultados.
Los expertos recomiendan el repaso espaciado, es decir, cada cierto tiempo. El objetivo es afianzar los conocimientos a partir de la repetición continuada de lecturas. ¿Cómo hacerlo? A continuación, tienes un ejemplo que puedes aplicar perfectamente a tu calendario:
- Primer repaso: al día siguiente.
- Segundo repaso: a la semana.
- Tercer repaso: mes.
- Cuarto repaso: distanciarlo entre 30 o 40 días.
- Quinto repaso: días antes del examen
El repaso es la señal de que estás cada vez más cerca de tu meta, así que no le temas.
No debes entrar en pánico. Quedan horas para que todo acabe y debes seguir las siguientes indicaciones.
Evita las comidas copiosas que adormecen y dificultan la concentración, pero tampoco vayas en ayunas al examen. Lo ideal es que comas de manera ligera.
La seguridad es fundamental en un opositor. No te des el atracón de última hora. Este es un error bastante frecuente ya que se piensa que estudiar hasta el último minuto favorece la memorización, pero no, ocurre todo lo contrario ya que se produce una mezcla de conocimiento con la consiguiente pérdida de memoria. Lo estudiado está.
Evita las charlas con los compañeros relacionadas con el examen, como preguntas sobre el temario, conjeturas sobre los temas que pueden preguntar, etc. Esto no te prepara más ni te resuelve dudas, solo incrementa tu nivel de ansiedad.
Demuestra el tiempo invertido. Ahora sí, es momento de dar el paso demostrar que el tiempo invertido y la constancia son decisivas para alcanzar el éxito en tus oposiciones.
Un puesto de trabajo estable
Obtener una plaza como funcionario te garantiza un puesto de empleo para siempre. Aunque puedas ir cambiando del puesto que ocupas, tendrás una plaza fija en la administración donde hayas obtenido la plaza
Esto es algo que no ocurre en las empresas privadas, por lo que ser funcionario te da la estabilidad que no encuentras con otro tipo de contratos. Por consecuencia tienes la tranquilidad de poder hacer planes a largo plazo, ya que tendrás garantizado el lugar de trabajo y el sueldo.
Ingresos fijos y pagas extras
Aunque los funcionarios no destaquen por tener sueldos excesivamente altos, tienen la ventaja de tener un sueldo medio estable y que por normalidad va aumentando paulatinamente ya que los sueldos están regulados por ley.
Además, con derecho a pagas extras y los correspondientes días de asunto propios.
Estabilidad personal
Esta ventaja está altamente vinculada a las dos anteriores. El hecho de tener un trabajo seguro y un sueldo fijo te permite que emocionalmente (en lo que al campo laboral se refiere) puedas evitar el estrés que genera la inestabilidad laboral.
Además, incluye un excelente horario laboral. En muchos casos se trabaja solo por las mañanas y tienes libres también los fines de semana, de forma que dispones de tiempo libre para desempeñar otras actividades como formación o hobbies.
Vacaciones y permisos
Además de los 30 días de vacaciones de los que disponen los trabajadores de la administración pública, pueden disponer de 6 días de asuntos propios al año.
Por otro lado, y además de las excedencias por maternidad, estudios, etc., podrán también optar una excedencia ilimitada por motivos personales, aunque en este caso se deberá haber trabajado al menos cinco años en la Administración.
La Administración, por su condición de ser de carácter público, se ve obligada a cumplirlas leyes de igualdad, permisos de enfermedad o bajas, huelgas... Sin que ningún directivo o superior pueda ejercer ningún tipo de represalia o sanción a un trabajador.